Reflexiones farmacoterápicas
En la Fundación Teófilo Hernando (FTH), creemos en la importancia de compartir el conocimiento científico y su impacto en la sociedad. A través de las reflexiones de nuestro presidente, Dr. Antonio García García, exploramos temas de relevancia médica y farmacológica.
Perspectiva farmacoterápica en el alzhéimer
El Alzheimer afecta a 55 millones de personas en todo el mundo. Aunque se han aprobado tratamientos recientes, ¿estamos realmente más cerca de una cura efectiva? 🧠🔬
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¿Debemos abandonar la aspirina en prevención cardiovascular?
¿Sigue siendo la aspirina una opción viable para prevenir enfermedades del corazón? Las guías recientes lo desaconsejan, pero ¿por qué tantas personas siguen tomándola? 💊❓
¿Por qué las estatinas son tan recetadas?
Las estatinas son una de las medicaciones más prescritas y mucho más que un simple fármaco para reducir el colesterol. Su impacto en la inflamación y el riesgo cardiovascular las convierte en una herramienta poderosa. 💊❤️
Farmacogenética y medicina personalizada
¿Podremos tener un tratamiento personalizado según nuestro perfil genético? La farmacogenética avanza hacia un futuro en el que cada paciente recibe exactamente el medicamento que necesita. 🧬💊
Impacto social de los medicamentos
Los medicamentos han transformado nuestra sociedad: desde la erradicación de enfermedades mentales en los 60 hasta las curas modernas. ¿Cómo han influido en nuestra calidad de vida? 💊🌍
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Regenerar el tejido nervioso
¿Cómo regenerar el tejido nervioso perdido en enfermedades como el Parkinson o la Esclerosis Lateral Amiotrófica, ELA?
Nuevas investigaciones están abriendo caminos prometedores. 🧠🔬
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La voz del Dr. Antonio García
Reflexiones sobre el impacto de la farmacoterapia: medicina, sociedad y avances científicos
La devastadora enfermedad de alzhéimer es el reto científico, médico, social, familiar, económico e incluso político más relevante del siglo XXI. Las demencias afectan a 55 millones de personas en el mundo, cifra que podría duplicarse cada 20 años, de no encontrarse soluciones farmacoterapéuticas para las mismas.
De esta llamativa y tenebrosa cifra de demencias, el 60-80% corresponde a enfermos de alzhéimer. No hay tratamiento.
La Agencia Reguladora de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos (“Food and Drug Administration”, FDA) ha aprobado recientemente algunos anticuerpos monoclonales que reducen la carga cerebral de amiloide beta y mejoran la cognición. Sin embargo, sus efectos clínicos son modestos.
Es necesario continuar buscando nuevas dianas y sus ligandos, no relacionados con el péptido amiloide beta.
En 2021, la revista “Annals of Internal Medicine” publicó un estudio farmacoepidemiológico que revelaba que el 30% de los adultos de 60 o más años en los Estados Unidos (aproximadamente 19 millones) seguían tomando bajas dosis de aspirina, siendo estos sujetos personas con factores de riesgo cardiovascular.
Este dato resulta sorprendente, dado que desde 2018, las guías médicas desaconsejan su uso. Aún más llamativo es el hecho de que 3 millones de personas consuman aspirina por su cuenta, sin prescripción médica.
En un comentario breve publicado en la revista “JAMA”, se argumenta que el riesgo de sangrado y otros efectos adversos probablemente supera el pequeño beneficio cardiovascular que puede ofrecer.
Sería interesante conocer la situación del uso de aspirina en España en personas mayores de 60 años con riesgo cardiovascular. El profesor Francisco de Abajo, catedrático de farmacología clínica en la Universidad de Alcalá de Henares, que ha realizado diversos estudios farmacoepidemiológicos sobre la aspirina y el riesgo cardiovascular, seguramente podría ofrecer una respuesta fundamentada a esta cuestión.
La esperamos con curiosidad.
Las estatinas reducen los niveles circulantes de colesterol al inhibir la enzima clave de su síntesis, la hidroximetil-glutaril-coenzima A reductasa. Además, atenúan la inflamación al disminuir la producción de citocinas, reducir el contenido de macrófagos en la placa de ateroma y la inflamación de la íntima vascular, suprimen la expresión del factor de necrosis tumoral alfa y las metaloproteinasas de la matriz extracelular.
También minimizan el remodelado del ventrículo izquierdo tras un infarto, disminuyen la incidencia de accidentes cardíacos y mejoran la supervivencia posinfarto. Asimismo, reducen la frecuencia de episodios de claudicación en la enfermedad arterial periférica y el riesgo de ictus.
Con este perfil farmacológico, reduciendo el colesterol y ejerciendo efectos antiinflamatorios pleiotrópicos, no sorprende que las estatinas (especialmente la eficaz atorvastatina) se utilicen para reducir el riesgo cardiovascular, que es tan elevado en la creciente población obesa y sedentaria. ¿Y las medidas higiénico-dietéticas? Para reflexionar.
El profesor Francisco Abad, del Hospital de La Princesa de Madrid, impartió una conferencia que tuve el placer de escuchar el pasado 3 de octubre de 2024, en la sede de la Fundación Ortega-Marañón, dentro del programa docente y de formación organizado por la FTH en colaboración con dicha Fundación.
Fue interesante descubrir que España es el primer país europeo en incorporar 12 pruebas farmacogenéticas en la Cartera de Servicios del Sistema Nacional de Salud. Además, se ha establecido el compromiso de ampliar y actualizar estas pruebas conforme a la evidencia científica y la prevalencia de polimorfismos en la población.
La farmacogenética estudia la variabilidad genética individual para administrar el fármaco y la dosis adecuada a cada paciente. Aunque su avance ha sido lento, ahora parece haber alcanzado velocidad de crucero.
¿Llegará el día en que cada persona cuente con una “tarjeta genética” que indique cómo tratarle (y no mal-tratarle) en una emergencia o en cada visita al médico?
La FTH y la Fundación Ortega-Marañón organizan conjuntamente una serie de conferencias sobre el medicamento. La del jueves 17 de octubre de 2024 fue impartida por el economista Alberto Querejeta, de Farmaindustria, y versó sobre “Aportaciones sociales de los medicamentos en la historia y la cultura”.
Querejeta resumió dichas aportaciones en un decálogo que incluía: crecimiento económico, transformación de la salud pública, mejora en la esperanza y calidad de vida, generación de empleo para los jóvenes, protección ante futuras pandemias, colaboración público-privada, entre otros.
Algunos ejemplos que ilustran este impacto del medicamento en la sociedad son:
- En los años 60, el haloperidol vació los antiguos manicomios.
- A principios del siglo XXI, el imatinib llegó para curar la mortal leucemia mieloide crónica.
- En la última década, el antiviral sofosbuvir ha curado a muchos pacientes con hepatitis C.
- En los años 90, el antisecretor omeprazol junto con antibióticos está eliminando el Helicobacter pylori y curando enfermedades como la úlcera gastroduodenal.
Mayor longevidad, mejor calidad de vida y seguridad ante la enfermedad; eso es el medicamento.
No parece fácil imitar el trabajo regenerativo del tejido nervioso que realiza la naturaleza con sus prodigiosas herramientas: las ingeniosas células madre adultas y los poderosos factores neurotróficos. Se ha intentado en enfermedades como el Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica, pero utilizar exógenamente los factores neurotróficos es complicado, ya que no permean la barrera hematoencefálica. Una alternativa es inducir los factores neurotróficos endógenos mediante pequeñas moléculas administradas exógenamente, que sí logran atravesarla.
En 2019, la profesora Isabel Fariñas (Universidad de Valencia) impartió la “Lección Conmemorativa Teófilo Hernando” en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, impresionando con su trabajo sobre células madre y regeneración nerviosa, premiado con el Premio Nacional de Investigación 2024 “Ramón y Cajal”.